Colombia sigue mostrando altos índices de inseguridad, principalmente en materia de hurtos. Según un estudio llevado a cabo por el profesor Daniel Mejía, de la Universidad de Los Andes, hubo un incremento del 145.77% en los casos de hurto, entre los años 2008 y 2013. De ese porcentaje, el 42.4% corresponde a establecimientos productivos. Dentro de estos últimos se encuentran los edificios de oficinas, que siempre son atractivos para los delincuentes.
En Bogotá solamente, se registraron 1.620 hurtos a establecimientos comerciales y oficinas, durante 2015.
Eso supuso un incremento del 11.3% respecto a 2014, según cifras aportadas por la Alcaldía Mayor de Bogotá en su informe anual.
Tanto en las demás ciudades colombianas, como en el resto de Latinoamérica, la situación es similar. El continente sigue exhibiendo varios de los peores indicadores del planeta en materia de seguridad.
Buena parte de los robos a los edificios de oficinas se derivan de un manejo inadecuado del control de accesos. El modus operandi habitual de los ladrones solo puede funcionar si hay grietas de seguridad en los ingresos a las edificaciones.
Últimamente se han visto muchos casos en los que los delincuentes se valen de la sustitución de identidad para poder acceder al edificio y cometer sus fechorías. A veces se hacen pasar por funcionarios de empresas públicas y en otras ocasiones engatusan a las víctimas con historias falsas para ganar su confianza. De ahí que el control de accesos sea el punto a reforzar.
Sea como fuere, frente a este oscuro panorama, no queda más que profundizar e incrementar los aportes de los servicios de seguridad privada, que son el complemento natural para la actividad que realizan los miembros de la fuerza pública.
Lo primero: defensa en profundidad
Todo edificio de oficinas debe contar con un esquema de defensa en profundidad, que involucre los tres tipos de entorno existentes: entorno global de seguridad (zona exterior); entorno local de seguridad (las instalaciones del edificio); y entorno de seguridad electrónico (compuesto por equipos de seguridad y comunicaciones).
En ese orden de ideas, para que la estrategia de control de accesos tenga un nivel adecuado de eficiencia, debe aplicarse sobre seis componentes:
- Protección perimetral
- Control de tráfico vehicular
- Sistema de alarmas
- Control de llaves
- Control de usuarios
- Acceso de público
Así mismo, para proteger adecuadamente el edificio, se debe implementar un esquema que apunte a cuatro objetivos estratégicos:
- Impedir la penetración de personas no deseadas o dificultar la salida en caso de que se infiltre un intruso
- Impedir el acceso a los bienes más valiosos que se encuentran dentro del edificio, en caso de que el intruso logre penetrar
- Implementar los mecanismos necesarios para lograr una detección temprana de los intentos de intrusión
- Implementar un sistema de comunicación eficaz, que permita informar sobre las incidencias en tiempo real y coordinar las acciones pertinentes para enfrentar el riesgo
Esos objetivos involucran la puesta en marcha de cuatro procesos fundamentales: detectar, identificar, reaccionar y detener. Dentro de estos, los más importantes son los dos primeros, ya que si son confiables y eficaces, reducen significativamente cualquier riesgo potencial.
En este esquema, los elementos críticos son los puntos de acceso. Sin temor a exagerar, se puede afirmar que mantener controlados los puntos de acceso es ofrecer una garantía casi absoluta para la seguridad del edificio.
El control de accesos y los métodos de validación
Uno de los grandes errores de seguridad en los edificios de oficinas en Colombia ha sido el de utilizar métodos excesivamente tradicionales y desarticulados para impedir el acceso de intrusos. En muchas de estas locaciones se sigue empleando solamente a un par de guardias de seguridad, junto con dos o tres cámaras de video vigilancia en la puerta y/o el parqueadero. Pero no hay un sistema como tal, cada elemento opera por su cuenta.
Si se observa con detenimiento, la mayoría de los grandes robos a los edificios de oficinas ocurren precisamente en aquellos que manejan este tipo de esquemas. Por eso se debe insistir en la importancia de contar con sistemas que combinen la habilidad humana con los avances de la tecnología.
Uno de los elementos cardinales para lograr que el control de accesos funcione es la utilización de un método de validación confiable, que garantice la detección e identificación correcta de cualquier persona o vehículo que pretenda ingresar a la edificación.
Actualmente esos sistemas operan, por lo general, proporcionando al personal autorizado algún elemento de identificación y construyendo una base de datos con las placas de los vehículos que pueden acceder al edificio. Luego, mediante dispositivos electrónicos, se verifica la identidad al momento del ingreso y se permite o se niega el acceso.
Se utilizan elementos de identificación de varias clases: tarjetas inteligentes, que contienen un pin, un código de barras o una contraseña específica; elementos biométricos, como la huella digital, el iris o la voz, por ejemplo; autenticación a través de dispositivos móviles como celulares, y varias más.
SUPERACCESS emplea un método innovador y altamente eficiente, que facilita la autenticación al momento de ingresar al edificio. Se trata de la validación a través de la cédula de ciudadanía (Código de barras en 2D). El plus de este sistema es que agiliza el ingreso y ahorra costos.
En efecto, la cédula es un documento de identificación universal en Colombia, que todo mayor de edad debe portar consigo. De este modo, no es necesario expedir un documento adicional y se evitan así los inconvenientes por pérdida o deterioro, en el caso de tarjetas inteligentes.
Un sistema como el de SUPERACCESS ni siquiera demanda la presencia física de un vigilante en los puntos de acceso, ya que los dispositivos electrónicos se encargan por sí solos de verificar la identidad y autorizar el ingreso o denegarlo. Esto supone un importante ahorro de dinero para los interesados.
La administración de la seguridad en los edificios de oficinas
El éxito del sistema de control de accesos no depende de lo sofisticados que puedan ser los dispositivos electrónicos de autenticación, ni de la cantidad o calidad de barreras físicas que se interpongan entre los intrusos y las oficinas.
En este campo, lo determinante es la estructura de seguridad.
La solidez de esa estructura viene dada por el grado de integración y coherencia de los elementos que la conforman, pero principalmente por una administración inteligente de los recursos disponibles.
En un edificio de oficinas debe existir una administración cooperativa del sistema de seguridad.
Esto significa principalmente dos cosas: una, que cada unidad (cada oficina) debe gestionar la seguridad en el espacio que le compete. Y dos, que, al mismo tiempo, todas las unidades (oficinas) deben operar bajo un sistema centralizado, de modo que no queden cabos sueltos.
En la práctica, esto se traduce en que sobre cada oficina recae la función de pre-autorizar y autorizar los ingresos a las instalaciones, estableciendo las restricciones que amerite cada caso.
A su vez, el sistema global debe operar de tal manera que impida el acceso a cualquier persona o vehículo que no haya sido autorizado por alguna unidad.
La plataforma Web SUPERACCESS opera de tal forma que puede ser administrada por la copropiedad, sin mayores dificultades. La arquitectura de esta plataforma permite que el sistema funcione de manera coordinada y que arroje información actualizada en todo momento.
La conectividad se logra a través de Internet y es así como hay comunicación permanente entre cada unidad, el centro de seguridad y los encargados de soporte técnico.