Según datos de la Asociación Colombiana de
Hospitales y Clínicas –ACHC-, más de 29 millones de personas son atendidas en
consulta externa dentro de sus establecimientos cada año. Las consultas por
urgencias alcanzan la astronómica cifra de casi 12 millones anuales. Algunos
establecimientos hospitalarios reciben un número superior a 16 mil pacientes en
consulta externa por mes y entre 8.500 y 9 mil consultas por urgencias.
Las cifras hablan por sí solas. Recibir un número tan elevado de
visitantes supone grandes desafíos para la seguridad en esos centros
asistenciales. El volumen de usuarios es tan elevado que implica por sí
solo un reto logístico de gran envergadura, especialmente si se toma en cuenta
que los pacientes casi siempre acuden a estos sitios con un acompañante al
menos.
Pero lo que lo hace más compleja esta
situación es que los hospitales son también espacios en donde se alojan equipos
de alto valor, sustancias restringidas y/o peligrosas, además de un importante
número de personas en condición de vulnerabilidad.
Así las cosas, la seguridad, y en particular el control de acceso a centros médicos, hospitales y clínicas
es un factor verdaderamente crucial. No solo deben estar preparados para
brindar una atención adecuada a los usuarios, sino que también tienen que
garantizar la protección de las personas, los bienes y la infraestructura.
Violencia
en los centros asistenciales
Los centros de salud y la red hospitalaria
frecuentemente son el escenario de hechos violentos. Hace un par de años se dio
a conocer que un 18% de los hospitales universitarios de Estados Unidos
registran al menos un acto de violencia cada mes. El 43% del personal reportó
haber sido víctima de algún tipo de agresión física; y el 46% indicó que le
había confiscado un arma o más a alguno de los pacientes.
Aunque en Colombia no existen estadísticas
al respecto, se sabe que la situación es similar e incluso peor.
Según información revelada por la
Secretaría de Salud de Bogotá, en lo que
va corrido de 2014 se han presentado hechos graves de violencia en clínicas,
hospitales y centros de salud. En el Cami Santa Librada de Usme, por
ejemplo, todo el personal fue amenazado por sujetos que irrumpieron en el área
de urgencias para ultimar a un joven que estaba siendo asistido. Ellos mismos
lo habían herido minutos antes y querían impedir que médicos y enfermeras le
salvaran la vida.
En febrero pasado el personal del Hospital
de Bosa vivió un episodio similar, cuando un grupo de hinchas de un equipo se
enfrentó con miembros del equipo contrario, generando varios heridos. Luego se
presentaron en el hospital para impedir que estos fueran atendidos.
Este tipo de hechos se presentan en todo el
país desde hace varios años. En Cali y Medellín son el pan de cada día. Los
casos van desde confrontaciones entre pandillas en las salas de espera, hasta
amenazas de muerte contra el personal médico.
El
hurto, otro de los problemas graves
A
los hechos de violencia se suman los cuantiosos hurtos que se dan dentro de los
centros asistenciales. Según el gerente del
Hospital Carlos Holmes Trujillo de Cali, doctor Javier Arévalo, en solo tres
meses esa institución tuvo que afrontar el robo de tres equipos de órganos de
los sentidos, avaluados en más de 15 millones de pesos.
Además del robo de equipos costosos, los
hospitales y centros de salud permanentemente son víctimas del hurto de
fonendoscopios, pinzas, jeringas y toda suerte de instrumental pequeño. Los
medicamentos son otros de los elementos que atraen la atención de los
maleantes. La situación es tan grave, que también se han registrado robos de
inodoros, llaves de agua y ropa de cama. Eso sin contar los hurtos de los que
son víctimas los propios pacientes mientras son atendidos.
La violación a las puertas de los
consultorios es frecuente, así como la suplantación de identidad con fines
criminales. Hay auténticas mafias que se
han especializado en este tipo de robos y operan específicamente en centros
hospitalarios y de salud en general.
El hurto de equipos especializados y
medicamentos de alto costo afecta las finanzas y los seguros de los centros
asistenciales. Pero más allá de esto, también pone en riesgo la salud y la vida
de los pacientes.
Los
puntos críticos de la seguridad
Hay áreas dentro de los centros asistenciales que son particularmente propicias para que se presenten incidentes de seguridad. Cada una de ellas debe asumir riesgos específicos y casi todos estos tienen que ver directa o indirectamente con el control de acceso. Esos puntos críticos son los siguientes:
Hay áreas dentro de los centros asistenciales que son particularmente propicias para que se presenten incidentes de seguridad. Cada una de ellas debe asumir riesgos específicos y casi todos estos tienen que ver directa o indirectamente con el control de acceso. Esos puntos críticos son los siguientes:
Traumatología y urgencias: Frecuentemente
se ven amenazados por vendettas, conflictos entre bandas, violencia
intrafamiliar y pacientes en estado de embriaguez o intoxicación por otras
drogas.
Zonas de cuidado infantil: En estas áreas,
tristemente, se presenta con relativa frecuencia el rapto de bebés. A veces
también deben lidiar con el abuso a menores.
Dispensario o almacén de farmacias: Se
enfrentan al hurto de medicamentos de alto costo y sustancias de uso
restringido.
Zona de residuos: Hay restos potencialmente
peligrosos que deben ser manipulados adecuadamente.
El control de acceso debe ser muy riguroso.
Otras áreas: Hay algunas otras zonas del
hospital que deben ser protegidas con celo. Principalmente: cuartos de
mantenimiento, laboratorios, área de rayos, área geriátrica, área psiquiátrica,
depósito de cadáveres, sala de servidores, archivo de historias clínicas,
consultorios, ascensores para uso exclusivo del personal y zona de parqueo
restringida.
El
control de acceso
Los
controles de acceso son la principal garantía para preservar la seguridad en un
hospital, clínica o centro de salud. Los
identificadores personales son la primera herramienta que se debe implementar
para prevenir el acceso de intrusos. Tales identificadores antes eran una
escarapela de papel con los datos del portador; pero este elemento resultó ser
muy vulnerable y ahora es completamente obsoleto.
Actualmente se utilizan códigos o tarjetas,
pues son muy funcionales y tienen un alto grado de confiabilidad. Es el caso de
SUPERACCESS, la plataforma web que ofrece
poderosos métodos de validación para el ingreso, tanto de personas como de
vehículos. Mediante un sencillo procedimiento que se vale del código 2D,
impreso en las cédulas de ciudadanía colombianas, entre otros documentos de
identidad, facilita el acceso del personal autorizado, con máximo grado de confiabilidad.
La biometría es otro de los mecanismos de
autenticación de identidad que ha ganado gran popularidad en el sector de la
salud, debido a que ofrece las garantías de seguridad necesarias para controlar
el acceso.
Lo
importante, en cualquier caso, es que el tema del control de acceso se conciba
de manera integral y estructurada, de modo que
funcione realmente como un sistema en el que cada componente está asociado con
los demás y en conjunto funcionan como una unidad.
SUPERVISA
S.A. cuenta con todas las alternativas necesarias para garantizar la
seguridad en cualquier centro asistencial. El
control de acceso exige la acción combinada y coherente de varias herramientas tecnológicas.
Eso es precisamente lo que SUPERVISA puede ofrecer.
Las soluciones más eficaces incluyen la
gestión de las entradas, mediante restricciones segmentadas
por zonas y tiempos. Lo ideal es que se incorporen funciones avanzadas de
control de acceso tales como el anti-retorno (evitar que el personal comparta
las tarjetas de identificación), listado de incidencias y activación de
dispositivos coordinada (alarmas, CCTV, etc).
También debe existir una política de
gestión de visitas, de modo que se eviten las aglomeraciones y se impida que
haya confusiones que pueden llevar al acceso de intrusos sin que sean
detectados.
El control al porte de armas es otro de los
aspectos cruciales. Más de un paciente o un acompañante llevan consigo armas de
fuego. Pero no solo esto, también es frecuente el porte de armas blancas o de
elementos potencialmente peligrosos. La presencia de un arma eleva
considerablemente las posibilidades de que ocurra algún evento violento, sin
tomar en cuenta quién la porte. De ahí que sea fundamental contar con medidas
de seguridad en los accesos, que impidan el ingreso de armas al centro de salud
o al hospital.
El
control de acceso debe implementarse en todas las áreas que lo ameriten. Así mismo, debe adaptarse a las necesidades y exigencias de cada
zona del centro asistencial. En el área de pediatría no existen los mismos
requerimientos que hay en el laboratorio de Rayos X, por ejemplo. Lo mismo
ocurre con las demás áreas críticas y es por ello que el concepto de seguridad
debe ser al mismo tiempo estructurado y flexible.
Las soluciones que ofrece SUPERVISA S.A. apuntan
precisamente a hacer realidad esos atributos: integralidad, al asociar
diferentes herramientas para que funcionen como un todo que cubra los
diferentes frentes que necesitan ser protegidos; coherencia, para garantizar
que unas y otras herramientas se fortalezcan y refuercen entre sí; y
flexibilidad, porque cada zona demanda acciones específicas.
Los desafíos, sin duda, son enormes. Pero
definitivamente la tecnología ofrece grandes posibilidades. Día por día se
consolida como la herramienta determinante para afrontar los retos de la
seguridad hospitalaria con éxito. Aún falta mucho camino por recorrer, pero lo
bueno es que ya estamos en la senda correcta.